Descripción
Transcurrido el sábado, Maria Magdalena, Maria (la madre de Santiago) y Salomé compraron perfumes para ir a embalsamar a Jesús. Muy de madrugada, el primer día de la semana, a la salida del sol, se dirigieron el sepulcro. Por el camino se decían unas a otras: ¿Quién nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro?. Al llegar: vieron que la piedra ya estaba quitada, a pesar de ser muy grande. Entraron en el sepulcro vieron a un joven vestido con una túnica blanca, sentado en el lado derecho, y se llenaron de miedo. Pero él les dijo: No se espanten. Buscan a Jesús de Nazaret, el que fue crucificado. No está aquí ha resucitado. Miren el sitio donde lo habían puesto.